13/5/08

NIÑA CON TRAJE DE GRANDE

-¿Oye y tu cuántos años tienes?
- Tengo veinte
-¿En serio? Eres más chica que yo entonces
- Si poh, si en este trabajo se parte de joven, viste que así los viejos nos pasan más platas, porque tenemos mejor cuerpo y tenemos que aprovechar. Si mal que mal, este es un trabajo como cualquiera.

Andreita es una de las 8 chiquillas que ornamenta el café Rito’s, ubicado en pleno corazón porteño y en un sector en que los cafés con piernas abundan tanto o más que las farmacias. Este lugar es chico en su primer piso, por lo que con 10 personas ya hay mucho trabajo por hacer. Así fue como conocimos a esta joven que vive en el Cerro Florida y que tuvo un breve paso por un establecimiento de educación secundaria.

- ¿Y tú que haces?
- Este año estaba estudiando secretariado, pero después me salí, estaba mejor en esto, aparte que me voy a vivir a Iquique, allá esta mí marido.
- ¿Y tu ya te casaste?, si eres tan chica
- Si, es que sabis que, he “carreteado” harto ya, si desde como los 13 años que me gusta huebiear, y aparte, ya cumplí mi sueño erótico
- ¿Y cual sería?
- Que me lo hicieran tres hombres. Y lo hice hace como un mes con tres amigos suecos...

El reggeton pega fuerte en los parlantes del Rito’s y un parroquiano con las copas pasadas, bota uno tras otro los envases de botellas, provocando las risas de las niñas. Las chicas que trabajan en este local son de variadas contexturas y edades. Una niña de 18 años de excelente cuerpo (propio de la edad) baila para pasar el frío, mientras una señorita algo más gruesa en su contextura, hace todo lo posible para que los fieles seguidores junten las monedas para realizar un sensual baile.


-Esta semana parto a Iquique, allá donde está mi esposo –dice Andrea.
- ¿Y tu marido que hace?
- El era mi guardia cuando yo bailaba en el Vakagerash, allá en el Puerto, ahí nos empezamos a gustar y después de una noche de juerga en que quedamos locos, nos fuimos con lo puesto a Iquique.
-¿En serio?, que jugada eres.
-Si poh, y allá me quedé un tiempo y mi marido encontró trabajo de guardia en una disco, así que se quedó allá y yo vine a buscar mis cosas y me voy. Si más encima tengo que hacerme la plata esta noche, viste que el pasaje me sale 20 lucas y no tengo ninguno.


Después de aquel comentario, uno se puede dar cuenta que las chicas que trabajan en los cafés no la tienen fácil. A nadie le debe gustar tener que andar seduciendo y atendiendo a viejos “verdes” que viven esta doble vida de ejemplares esposos, pero que cuando entran a los cafés con piernas, se transforman en verdaderos coyotes a la espera de alguna presa

-Eso es lo que no me gusta de esta pega-cuenta sincerándose-, tener que soportar a los viejos que de repente son súper jotes; debe ser porque en las casa los manda la señora y acá se vienen a hacer los machitos. Acá no vienen muchos cabros, si al final ¿quien de nuestra edad pagaría tanto por tomarse un copete o mirar minas?, ni yo lo haría.

Andreita tiene que atender, ya que necesita obtener el dinero para viajar. De un momento a otro, comienza a hablar y sacarle dinero a un hombre de terno que maneja un Hyundai Elantra último modelo. La tarea va por buen camino.

Nueve de la noche en el Valparaíso invernal, y el turno de Andreita llegó a su fin.


- Pucha que me fue bien, me hice 32 lucas, estoy más que salvada- dice, sintiéndose aliviada.

Tras, literalmente, vestirse, sale por la puerta del café Ritos sin pasar desapercibida. Luego de cruzar esas negras puertas y ventanas que esconden un mundo casi paralelo y el cual muchos desconoces, es una joven más paseando por las calles porteñas.

- Cuando quieras anda a visitarme a Iquique, allá voy a trabajar de cajera en un restaurante.
-¿O sea vas a dejar el rubro Andreita?
-Si, yo cacho que si, es que es muy desordenado y es demasiada droga y noche. Aparte, allá voy con mi marido y demás hacemos aguante.
-¿Y si te va mal?
- Bueno ahí tendré que volver al rubro, total: ¿tengo un bueno cuerpo o no?
-Mmm… si igual, aunque he visto mejores jaja…
-Claro ellaaa… jaja…

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